No hace mucho que Juanita había cumplido los 12 años. Era
una niña feliz que siempre destacaba por su belleza. Hija del cacique de su
comunidad, ubicada cerca al complejo religioso Maucallacta, al que solían ir a
rendir tributo al Apu Coropuna.
Por la gran belleza que poseía, Juanita pudo haber sido
seleccionada para estudiar en un Acllachuasi, sin embargo, su familia decidió
tenerla en casa, para aprender labores prácticas de la mano de su madre.
Aprendió a tejer muy rápido. Se volvió su pasatiempo
preferido. Fue precisamente mientras tejía que se enteró que el Inca
seleccionaría a varios niños para el ritual del Capacocha.
Fue un año de mucha sequía y es por esa razón que el Inca
decidió ofrecer a varios niños en sacrificio para rendir tributo a la
Pachamama. Generalmente eran los hijos de los caciques quienes viajaban a Cusco
para la selección. Niños de todas partes del Imperio acudían a la capital del
Tahuantinsuyo para ver si tendrían el honor de ser ofrecidos a la Madre Tierra.
Los niños seleccionados eran adorados por sus comunidades y pasaban un año de
preparación para el ritual.
Juanita tuvo que viajar inmediatamente a Cusco para la elección.
Un viaje de varios días que se hizo eterno mientras ella pensaba en el posible
desenlace. A su llegada a la capital, se dio con la sorpresa de encontrar
centenares de niños preparándose para ver si eran seleccionados. La niña estaba
en un rincón del templo sin levantar la mirada, era muy tímida y no se acercó a
ninguno de los otros niños. No entendía nada de sacrificios y solo quería estar
con su mamá tejiendo algo nuevo.
Pasaron varios minutos hasta que otra niña se le acerco. Se
presentó como Sarita, quien muy entusiasta le comentó más sobre el Ritual de
Capacocha. Se hicieron amigas mientras que Sarita le contaba todo lo que sabía
acerca del sacrificio. Cosas que evidentemente, Juanita desconocía. Lo que más
le llamo la atención a Juanita fue el hecho de que los niños seleccionados
serían sacrificados en nevados cercanos a la comunidad donde vivían.
Pasaron un par de días hasta que el Inca empezó a
seleccionar niños. Sarita fue una de las primeras en ser seleccionadas. El
volcán Sara Sara sería el lugar de su sacrificio y todos aplaudieron en honor a
ella. Sarita se sentía feliz, mientras que Juanita, no sabía cómo describir ese
sentimiento.
Varios niños fueron seleccionados y cuando Juanita pensó que
no sería ofrecida en sacrificio, el Inca la señalo. Fue la última niña en ser
escogida ese día. Le informaron que, en un año, sería sacrificada en el volcán
Ampato y que, gracias a eso, vendrían riquezas para su comunidad y orgullo para
su familia.
Fue un año en que todos le brindaban respeto, la alababan y
mostraban su cariño y agradecimiento. A
veces ella misma no comprendía porque tanto amor, no se imaginaba lo valiosa
que sería su vida tanto para su época, como su hallazgo lo fue para la nuestra.
Tenía 13 años, cuando partió junto a sacerdotes, emisarios
del Inca y familiares, hacía el nevado Ampato, para realizar el ritual de
sacrifico. Esa noche no durmió bien y se dedicó a tejer, quería mantener su
mente ocupada mientras pasaban las horas. Quería pensar que estaba haciendo lo
correcto y que su sacrificio traería todo lo que el Inca prometía.
Juanita pasó varios días de frio hasta llegar a los pies del
volcán. Una vez elegido el lugar adecuado, la joven se arrodillo y presenció la
ceremonia ofrecida por el sacerdote. Juanita estaba debilitada por tantos días
caminando y pasando frio, consumiendo solo hojas de coca, las cuales
adormecieron sus sentidos, lo que evitó que sintiera el golpe en su cabeza que ocasionó
su muerte
Pusieron el cuerpo sin vida en una cámara funeraria, junto
con todas las ofrendas y procedieron a continuar el ritual para obtener las
riquezas que el Apu del Ampato ofrecía. La joven permaneció sepultada casi 600
años, hasta que fue descubierta por el arqueólogo
estadounidense Johan Reinhard, el 2 de septiembre de 1995.
Desde
su descubrimiento, asombró a todos sus estados de conservación. Las bajas
temperaturas presentes en el volcán, ayudaron a conservar el cuerpo de la joven
sacrificada en el Imperio Incaico. Gracias a tal descubrimiento, se pudo
confirmar el sacrificio de niños en dicha época.
Foto: Machu Picchu Magico
Hoy en
día se encuentra en el Museo Santuarios Andinos de la Universidad Católica de
Santa María, en una cámara donde se conserva en el mismo estado en que la
encontraron, gracias a que está resguardada a una temperatura de -19°C.
Ahora gracias a la reactivación del turismo, luego de 7 meses, podrás visitar a la “Dama de Ampato” en un recorrido de 30 minutos aproximadamente para adentrarte más a la cultura detrás de su historia.
Foto: Agencia Andina |
Me encanta 🙌🏻
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