“Existen seres llamados vampiros, algunos de nosotros tenemos pruebas de su existencia.”
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Un hombre alto y maduro de tez muy pálida, que acostumbró a
vivir en soledad a pesar de tener un inmenso castillo en Transilvania. Solía
vestir de negro de la cabeza a los pies y poseía un enorme mostacho blanco. Su
rostro era largo y de facciones marcadas. Su boca era de un intenso color rojo
de donde sobresalían dos peculiares colmillos afilados que se veían por debajo
del labio. Tenía orejas puntiagudas y su cabello gris sobresalía tras su amplia
y larga frente.
Se dice que hablaba con los animales, que incluso controlaba
a fieras salvajes como los lobos. Un viejo sabio que conocía tanto de la
historia que incluso podría decirse que él fue el que vivió todos los sucesos
de los que suele hablar en sus relatos.
Solo aparecía al caer el sol, para cenar, sin embargo, él no
cenaba con sus invitados, ya que acostumbraba a hacerlo fuera. Su reflejo no se
veía en los espejos y los símbolos religiosos lo espantaban. En las noches
adoptaba una forma de vampiro gigante la cual la usaba para espantar a sus
víctimas y trasladarse de un lugar a otro. Un ser mítico que tenía una
debilidad, el ajo.
Esta es la descripción que Bram Stoker le da a su personaje
a quien todos conocemos cómo Drácula y que hoy recordaremos por ser octubre,
previo a las fiestas de Halloween.
Todos hemos sido Drácula algún 31 de octubre, un disfraz
común y muy popular para esta fecha. Atuendo negro, labios rojos y una
dentadura de plástico con dos largos colmillos. Un ícono cultural, tanto de la
literatura, como del cine de terror, que aún sin haber leído la novela de Bram
Stoker, conocemos.
Pero, ¿qué hay detrás del oscuro personaje que Mina y
Jonathan Harker nos describen en sus diarios? ¿En quién se inspiró Stoker para
escribir su famosa novela?
Vlad Draculea, Vlad
III o Vlad Tepes fue hijo de Vlad Dracul, quien fue un épico caballero que se
hizo héroe húngaro en las batallas contra los turcos allá por el siglo XV. Sin embargo,
su vida no fue fácil y su familia fue cruelmente asesinada por órdenes de un ex
aliado de su padre, Juan Hunyadi.
Es en 1456, después de derrotar al príncipe de Valaquia,
Vladislav II, cuando comienzo su aterrador reinado. Vlad III en sus primeros
años como rey de Valaquia, llego a torturar y masacrar un aproximado de entre
40 mil a 100 mil personas. Clavaba a sus
víctimas en estacas y las dejaba en la entrada de su castillo en Transilvania
para generar terror. Varios ejércitos turcos que pretendían invadir sus
tierras, huían al ver el tan espeluznante escenario con miles de cuerpos desangrándose
en estacas alrededor del castillo.
Cuatro siglos después, Bram Stoker lo utiliza de inspiración
para que sea el personaje principal de su obra literaria Drácula. Si nos
basamos en la línea temporal de Stoker, Drácula pasaría siglos escondido en su
castillo luego de liderar batallas contra los turcos, hasta la visita de
Jonathan Harker, para que lo ayude en su mudanza a Inglaterra y dar vida a tan
aclamada narración.
El Castillo de Bran, es el que, según creencias populares,
usó Vlad Tepes como fortaleza, que todos conocemos como el Castillo de Drácula,
está ubicado en Transilvania, a donde acuden año tras años miles de turistas apasionados
por la leyenda del Conde.
Este año Halloween se
celebrará de una forma diferente, ya no habrá niños disfrazados por las calles
pidiendo dulces, sin embargo, cada uno desde su casa buscará festejar y pasar
el día de la mejor manera. Más de un Drácula se verá en las video llamadas
sociales para festejar el Halloween y
el legado que dejó el Drácula de Bram Stoker estará más vivo que nunca.
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